Por Juanma Velasco / Viñeta: El Koko Parrilla
No puedo sino celebrar el desmoronamiento interno y externo del PP, y no por encarnar esos valores de la derecha más recalcitrante con los que uno no sintoniza apenas, sino por esa crispaciòn que se les advierte ante el desmoronaniento interno y con fisuras ya visibles. Sucedió en la Comunidad Valenciana, en mayo, y ahora le toca el turno al aparato central.
Gobernar desde esa arrogancia insensible con los problemas de los más descamisados, sostener internamente a un fulano como nuestro amado líder Rajoy que ha cometido una torpeza tras otra, in crescendo, y escoger como portavoz a un pitbull como Hernando, Rafael, entre centenares de abusos, tiene un coste, y es el desahucio, apenas cuatro años más tarde, como partido hegemónico. O dicho en términos vulgares, a tomar por el culo.
Han sido tantas las fechorías, metafóricas y reales, tanto el sesgo de gobernar para las élites, tanto el mal aliento que han destilado a lo largo de esta legislatura que ni el mejor ministerio de propaganda podría, confío, hacerles levantar el vuelo del suelo.
Igual, para que la «hostia» no sea tan sublime, a pesar de sus intentos zafios de revertir las intenciones electorales de la sociedad, hasta les voto. Dependerá de si mi amado líder inaugura tres o cuatro estaciones de tren más.
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